julio 07, 2007

¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece?
¿Quién no quita sus ojos del cometa cuando estalla?
¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe?

¿Quién puede desoir esa campana cuya musica lo traslada fuera de este mundo?
Ningun hombre es una isla entera por si mismo.
Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo.

Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida.
Como si fuera un premonitorio o la casa de uno de tus amigos o la tuya propia.
Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta porque me encuentro unido a toda la humanidad;
Por eso, nunca preguntes por quien doblan las campanas; doblan por ti.

(John Donne, S. XVI)